Besos que se esconden en ruedas de bicicletas

 Estaba enfadada.

 Y quería más.

 Hasta que no se empachara de enfado... no habría espacio.

 Fue a correr. Donde siempre.

 A lo lejos venía un ciclista... de ésos que parecen sacados de un anuncio de equipamiento deportivo.

 Ella ni siquiera llevaba las zapatillas adecuadas. No era deportista... y fingir que sí le parecía estúpido.

 La gente que se disfrazaba para dar dos pasos le parecía idiota.

 El otro iba acercándose... y además, era guapo.

 De ese guapo que da rabia.

 Hay gente que no soporta a los gordos. Ella no soportaba a los guapos.

 Creen que su cara vale por todo. Suelen ser sosos y aburridos. Son como el vinagr...

 Plam!

 Joder. Qué dolor. Se había torcido el tobillo.

 No quería que se notara, pero era tarde. Ya había arrugado la cara como un limón.

 Buscó una piedra al borde del camino y se sentó.

 Ahora sólo quedaba esperar que pasara McGyver y ver la sonrisilla con la que los de su tipo miran a las patosas.

 Luego, podría cagarse en todo.

 Podría bajar la cabeza y esquivar su mirada, pero no quería.

 Igual era por el enfado.

 El tipo no paraba de mirarla, pero... no sonreía.

 Frenó y, sin decir nada, dejó la bicicleta en el suelo y se sentó en la piedra de al lado.

 No dijo palabra. Ni giró la cabeza.

 Ni un poquito.

 Ella pensaba... sabe que estoy aquí, no?

 Y lo miró de reojo esperando correspondencia.

 Nada.

 Siguió girando la cabeza hasta mirarle el perfil sin contemplaciones.

 Ambos labios sellados.

 Ella parpadeaba a contrapie... empezó a sonreír y acabó a carcajada limpia.

 (¿y la rabia?)

- ¿No vas a decir nada?

- Pensé que eras de esas chicas a las que no les gusta que las rescaten.

- ¡Pero si me he torcido el tobillo!

- Sólo quería dejarte a ti decidir si querías ayuda o no.

- ...

(Cruce de sonrisas a medio hacer)

- Creo que quiero besarte (desconocido)

- Adelante.