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Mostrando entradas de julio, 2018

Los días enteros

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Hoy es mi cumpleaños. Ha sido un día brillante.intenso.alegre. Sí, tb a las 19:30. He llorado. He pensado que para qué aguantarse las ausencias. No busco explicaciones ni respaldos. Sólo quería ese momento conmigo. Recoger esa pena que también soy yo... Es raro integrar partes de ti misma de las que has huido tanto tiempo... Supongo que hay dolores que no dejan de doler por más que corra el calendario. Y no pasa nada. Podemos oxigenarlo de vez en cuando y seguir. Es maravilloso poder seguir adelante.siempre. Y bailar. A nuestra salud. (Suena Neighborhood #1 de Arcade Fire)

Krakatoa

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"Estoy aprendiendo a identificar las nubes observándolas como otros observan aves. El sistema internacional de clasificación de nubes las define según género, especie y variedad, usando su denominación en latín. Los penachos elevados se llaman cirros, que cuando tienen forma de raspa de pescado son cirrus vertebratus. Los estratos, esos velos grises y uniformes que a menudo se dan en este período del año, se conocen como opacus o translucidus, dependiendo de si los traspasa o  no el sol. Una tarde, descubro una extraña nube lenticular, a la que el viento le da forma de puro. Comienzo a interesarme por un fenómeno meteorológico que han descubierto hace poco: la nube noctilucente, que vaga por la mesosfera, brilla de noche y es la más alta y uno de los tipos menos comunes que existen. A diferencia de la mayoría de las nubes está compuesta por cristales de hielo, en lugar de gotas de agua. Normalmente es invisible, pero tras el ocaso en los meses de verano, al final del crepúsc

Islas

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La leyenda de Assipattle y Mester Muckle Stoorworm habla de un enorme monstruo marino, tan grande que podía rodear el mundo con su cuerpo y destruir ciudades con el chasquido de su lengua. Un holgazán llamado Assipattle soñaba con salvar el mundo, y tuvo su oportunidad al matar a Stoorworm rellenándole el hígado con turba ardiendo que poco a poco lo cocinó por dentro. Retorciéndose de dolor, Stoorworm se golpeó la cabeza y se le cayeron cientos de dientes que formaron las isl as Orcadas, las Shetland y las Feroe. Después se arrastró hasta el confín del mundo, se acurrucó y murió. Su cuerpo ardiente se transformó en Islandia, un país lleno de fuentes termales, géiseres y volcanes. Su hígado continúa ardiendo, por lo que es posible que Stoorworm no esté muerto. Puede que alguno de sus apéndices siga retorciéndose por estas costas y quizá los temblores sean las réplicas de la agonía del monstruo. En islas extremas (Amy Liptrot)