Amor a primera vista: eso sí, de color azul!
Andaba yo despistadilla por una tienda de libros de estos cuyo lema es 'una imagen vale más que mil palabras' (aunque palabras, haberlas también haylas) cuando de repente vi, entre un montón de portadas, una tapa que me atraía de una manera física, irracional... pam! estaba totalmente hipnotizada (os digo, por si no sabéis este pequeño detalle de mí, que soy bastante impulsiva y me dejo llevar mucho por mi nariz, así que no es algo extraño que compre un libro del que no he oído alabanza ni leído reseña alguna... a veces ni siquiera la contraportada)
Pues estuve como una eternidad navegando en el azul de ese pelo (en realidad, según me dijeron no fueron más de 10 min.) hasta que mi acompañante, con prisas, me sacó del local.
Pasó una semana, dos, tres... y a mí, de vez en cuando, se me volvía a dibujar ese pelo azul al cerrar los ojos.
Casualmente, tuve que ir a una librería y, nada más entrar, me volvió a golpear ese color...pam! no sabía el título del libro, no conocía al autor (o autora), ni siquiera sabía de qué iba... era inútil buscarlo...
Y entonces llegó ella: la casualidad.
Y justo cuando iba de camino a la caja, a mano izquierda, entre una hilera de libros perfectamente ordenados y apilados, allí estaba: el pelo azul. Tirado, fuera de su lugar, llamándome, esperándome a mí. Lo cogí corriendo, casi como si lo que estaba haciendo fuera un delito (no había otro ejemplar) y pagué a toda prisa con una espiral dislocada en el estómago.
Sólo al salir, pude leer la contraportada, mirarlo tranquilamente, tocarlo.
Una vez acabado el pastel, debo decir que mi intuición volvió a acertar de pleno.
Pues estuve como una eternidad navegando en el azul de ese pelo (en realidad, según me dijeron no fueron más de 10 min.) hasta que mi acompañante, con prisas, me sacó del local.
Pasó una semana, dos, tres... y a mí, de vez en cuando, se me volvía a dibujar ese pelo azul al cerrar los ojos.
Casualmente, tuve que ir a una librería y, nada más entrar, me volvió a golpear ese color...pam! no sabía el título del libro, no conocía al autor (o autora), ni siquiera sabía de qué iba... era inútil buscarlo...
Y entonces llegó ella: la casualidad.
Y justo cuando iba de camino a la caja, a mano izquierda, entre una hilera de libros perfectamente ordenados y apilados, allí estaba: el pelo azul. Tirado, fuera de su lugar, llamándome, esperándome a mí. Lo cogí corriendo, casi como si lo que estaba haciendo fuera un delito (no había otro ejemplar) y pagué a toda prisa con una espiral dislocada en el estómago.
Sólo al salir, pude leer la contraportada, mirarlo tranquilamente, tocarlo.
Una vez acabado el pastel, debo decir que mi intuición volvió a acertar de pleno.
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