No tengo sonrisas cruzadas, complicidades con canela, latidos a destiempo o desubicados o con bandera blanca; no tengo compases en 6/8, ni relojes sin cuerda (y con mucho amor); no tengo sorpresas, ni manos cercanas, ni rizos revueltos; no tengo camiseta mojada ni besos sin escurrir; no tengo viajes a 100km/h y gritos en el cielo; no tengo polvos en sitios improvisados, inadecuados, imprevistos, inacabados (ni orgasmos en latín); no tengo escalofríos ni abrigos de piel ni de brazos (gigantes); no tengo respiraciones, ni nucas, ni narices despistadas; no tengo simplicidades, ni pronósticos cercanos, ni llaves; no tengo síes y... tú no tienes tiempo (o tal vez ganas).