Vuelta a casa


Hoy he vuelto a casa. Después de un mes fuera.
Mi vecina se puso de obras y entre ruidos y polvo y demás, decidí irme de okupa a casa del meu germanet.
Ha sido raro volver. Volver a la poca luz de un primero. Al silencio supurante. Al inevitable y repulsivo olor a suavizante del tendedero de la vecina de al lado. Es adicta a poner lavadoras. Y me echa de mi propia terraza.
Vuelta a coger el coche para todo: trabajo, actividades, contactos sociales. He descubierto que conducir a diario y, sobre todo, depender del coche para hacer cosas, me estresa. Me tensa los músculos de una manera fea, como el olor a cigarrillo que se te queda impregnado en el pelo cuando has estado con fumadores y luego se esparce en la almohada y te cuesta dormir.
Aún tengo bolsas en el maletero. No me siento con fuerzas de subirlas todas de golpe a casa. No fuerza física, fuerza mental.

Siempre he querido y me ha gustado vivir sola. Y de repente siento ganas de probar a vivir con alguien. Me he puesto un poco otoñal. Luego he ido a comprar algo de comida a una de esas grandes superficies en las que odio comprar y que suelo evitar pisar.
Y en el pasillo de los quesos (donde me he limitado a pasar envidia) había una mujer huyendo de su propia hija para que no la viera llorar. Era rubia y delgada. Debía andar en el principio de la cuarentena y tenía mil pliegues en los ojos. Y sin saber cómo, me he acercado y le he preguntado si estaba bien y la he abrazado. No se lo esperaba. Ha suspirado. Y ha caído. El muro hubiera caído. Todo su cuerpo se ha relajado, su postura corporal fluía diferente. No sé explicarlo, ha sido espontáneo y bonito.
Yo he seguido mi camino y ella ha ido a buscar a su hija.
¿qué poco nos cuidamos las unas a las otras, no? (la a se puede cambiar por o, ya sabéis)

Al llegar a casa he quitado por fin el edredón (sí, a estas alturas) y me he limpiado medio piso.
Después he marcado límites con mi madre (por qué será tan difícil para las mujeres marcar límites con las madres?)
Y he pensado lo que no creí que me atreviera a pensar nunca: ¿y si me cambio de casa?
Noto movimiento dentro de mí.






Comentarios

dEsoRdeN ha dicho que…
Me costaría horrores vivir con alguien. Es un enorme privilegio ser amo y señor de tu propio espacio y tiempo. Yo sigo con el edredón. Quité hace semanas el doble, y dejé sólo uno, pero me encanta sentirme arropado y calentito en la cama, aunque haya días que me levante con el cuello sudado.

Yuri mola, pero si necesitas movimiento, nada más apropiado que Les Sueques...

https://www.youtube.com/watch?v=Z9zDnUU8vTc

;D
begusa ha dicho que…

me molan mucho Les Sueques (a ver si tuviera oportunidad de verlas por la terreta, pero no sé yo si caerá la breva: mujeres y catalanas?... no triunfan por aquí...jajaja)
;)
dEsoRdeN ha dicho que…
jajaja! Faldilles i soroll!!!!

Entradas populares de este blog

La cuestión no es querer o no querer, la cuestión es cómo hacerlo

Definiciones en diccionarios triangulares

Ulía