El hielo y los nombres que hacen ciertas a las cosas


 Apenas llevo veinte páginas y ya no quiero separarme de él.
 Lo compré ayer. Alimenta los icebergs que llevo dentro.

"Primero aparecieron icebergs tabulares flotando en la piscina del barrio. Por una rendija en el fondo, entre el alicatado, cuernos de narval. En el agua clorada, yo cogía una esquirla de hielo blanco y jugaba a hundirla y hacerla emerger. Un sueño. Más adelante, en el Orsay de París, veía casquetes polares en los tutús azules de las bailarinas de Degas.
 Empecé a estudiar. Aprendí que "ártico" viene de la palabra griega arktos, 'cerca del oso', y "antártico" viene de antarktos, 'ahí donde no hay osos', sino pingüinos; que los polos son lugares donde las brújulas se pierden, ejes de revolución con campso magnéticos en desplazamiento; el Norte, el punto cardinal por excelencia, es un punto de referencia ligeramente móvil. En los polos, hasta el suelo se mueve. los exploradores polares de principios del siglo XX eran místicos en busca de su Santo Grial."

Así empieza*. Y sigue con hielos, y muerte blanca, y ansias de mirar hacia fuera y no hacia dentro. Y conocer. Habla de exploradores y de miedos y mentiras y de honor y soledades.
También habla de su hermano, que estuvo en el mundo antes que ella y durante muchos años fue un enigma, una cosa sin nombre. Y de lo importante que es que las cosas tengan nombre, porque si no, no existen.





Hermano de hielo, Alicia Kopf
Alpha Decay

Comentarios

dEsoRdeN ha dicho que…
yo estoy acabando una biografía de Gainsbourg que me ha encantado. Personaje extremo, de esos a los que adoras o a los que odias

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