Crónica de un concierto anunciado



Hace días fui a un concierto.
Hubo presemen en forma de vela pide-deseos-de-cumpleaños (maldito ignatius)
Hubo un saludo inesperado y agradable que abre puertas.
También hubo asiento blandito y luces de navidad.
La voz de Ricardo se mete bajo las costillas y retumba.te hace temblar.vulnerabilidad ineludible.
Hubo un momento en el que cerré los ojos y volé por el techo de la habitación. No, creo que fue más bien flotar. Pero no con el cerebro, con el cuerpo entero.
Había un montón de pantallas de móviles de gente que hacía fotos o hablaba por whatsapp largo y tendido, impasibles ante la magia que tenían frente a la nariz.
Mi acompañante no abrió la boca.ni para sonreír.
Al final fui sola al concierto y no lo sabía.
Hay despedidas estúpidas.pero necesarias, supongo.
Yo también te echaré de menos (o no)




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