Cuando era adolescente (y un poco después también), estaba enamorada de un tipo que ni molaba por 'malote' ni merecía la pena... y estaba convencida de que sería el amor de mi vida. Y con esto, no me refiero a ser feliz, casarse, etc... vamos, el kit completo; sino a estirazar los sentimientos como un chicle, alargar la agonía de malquerernos al máximo... hasta acabar rendidos y llenos de traumas. Por suerte, me caí por un agujero y me salvé.