la fera no calla



Ayer hizo mucho viento todo el día. Todos los barcos a la isla cancelados por mal tiempo. A Atila se le está secando la herida y tiene forma de rosa o de colmena de gusanos, no sé.
Comí membrillo y taché cosas de listas.
No pude ir a bailar, así que me puse a trabajar en casa. 
Me hice un exfoliante de café. Qué bien huele el café, ¿verdad?
Creo que el olor a café y a croissant son lo más parecido a un orgasmo nasal que hay en el mundo.
También escribió D. No sé para qué. No dijo nada. Igual porque no sabe. O igual estaba perdido. El viento tiene ese efecto a veces.
Es curioso los días que elige el universo para lanzar bolas.
Yo me pasé la tarde llamando a Mr. B. pero no hubo suerte.
Por la noche, cuando volví de pasear con Atila, había una postal en el buzón.
Es de Nueva York. Y dice cosas bonitas.
Me encantan las postales. Me encanta la gente que me manda postales.
Es una forma de amor muy chula.





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