Los viernes no pueden ser martes
Algunas operaciones no tienen solución. Por mucho que diga la maestra o el cuadernillo de problemas.
A veces los martes llegan los lunes. No importa.
Pero otros se alargan hasta el viernes. Y eso, acaba pasando factura.
Puedes llegar incluso a olvidar que eres una loba macabra y que no te gustan las tartas de fresa.
Que afilas los dientes contra cualquier nube que ose rozarte.
Y te rompes en unos cuantos segundos.
Tu cerebro se parece a una estación de tren en hora punta.
No sabes quién viene y quién va.
Así que te quedas quieta, muy quieta.
Apretando fuerte una maleta que ni siquiera sabes si es tuya.
Porque si no tiene nombre, no (te) reconoces.
Presión parpádica.
Quieres cerrar los ojos para no verlo,
como si a oscuras los pensamientos no tuvieran lugar,
o pudieras barrerlos
o retrasarlos, como trenes, a tu antojo:
'Qué miedo da ver cómo alguien (te) crece en la cabeza
al mismo ritmo que tus pasos te alejan'
Comentarios
bueno... mientras sea sólo los viernes. creo que podré resisitirlo :P
otro para ti
Pero elegir esas dos posibilidades a la vez no tiene buen pronostico.
darío: jajajajaja... creo que he mentido un poco... porque hoy es sábado y creo que sigo atontada :P
guille: mejor dejar crecer. aunque dé vértigo. algunos alejamientos (por suerte) son temporales... yuhuuuu!! ^^
desorden: pero si no lo digo... no pasa, no?? (porque mi estrategia está en la palabra 'cabeza') :P
desorden: creo que no sabría vivir sin trampas (ni siquiera las que llevan el prefijo 'auto-'). qué cobardica soy, verdad? :S
prefiero los ladrones a los escapistas... mira que hay pocas cosas que me saquen de quicio.. pero con los escapistas es que... no puedo. no puedo!
jajajaja