Escapistas y chicas a las que no les sale bien eso de ser maduras

Los perros miran al este.

Casi como mis rodillas.

Y en mi jersey las rayas parecen multiplicarse sin parar.

Estoy cansada de tanto (re) correr.

A veces soy muy bruta.

Pero creo que esos momentos de descontrol son lo mejor de la vida.

Lo mejor de mí.

Aunque no salga bien.

Como ayer.

Me aprieto fuerte el clítoris.

(remedio infalible para miedos varios)

Respiro a campo abierto y busco el punto de apoyo

en cualquier esquina.

Guardo la timidez en un cajón y

castigo al orgullo mirando a la pared.

Doblo rodillas

(esto es básico para las cosas importantes)

y tarareo el estribillo de esa canción para ponerme a tono.

1-2-3-... y lo hago.

Sea subir al escenario, robar un beso o marcar un nº de tlf.

Siempre... siempre

imagino miles de opciones.

Pero resulta que al final no había previsto la buena.

¡Ni siquiera descolgó!

Y ahora mismo recuerdo unas palabras 

que oí hace poco (hablando de Dylan):

'Puede pasarse años sin coger el teléfono,

 pero ése día lo hizo'.