A veces ni sospechamos el espacio que ocupamos en la mente de otr@s

 A veces me acuerdo de Jaime.
 Tengo ganas de abofetearlo. Un poco de mentira.
 Como en las pelis malas.
 A veces pienso que mi madre se enamoró de él.
 Lo habría entendido perfectamente.
 Era esa clase de chicos.
 No tenía pinta de ser bueno en la cama.
 Pero seguro que daba mucho calor.
 No calor físico, sino del otro.
 Yo hubiera querido ser su novia.
 Pero al parecer él nunca estaba con nadie.
 Porque una vez lo estuvo y dejó de estarlo.
 Hay gente que no sabe llevar estas cosas.
 Igual por eso un día se tiró desde un balcón.
 Yo, (ilusa?)
 estaba convencida de que habría podido salvarlo.
 Aunque no creo que me hubiera dejado.
 Algunos son así de obstinados.