que la vida me traiga algún placer... aunque sea por pena

tengo miedo cuando miro las estanterías
donde guardo soledades en formol
tengo miedo de la noche
y mis gritos de gato callejero
azotado
por llagas y cartones de leche
tengo miedo de orgasmos rancios
de retrasos
del olor a amoníaco...
tengo miedo de las balas
de las alas (rotas)
tengo miedo de que venga el otoño
y que el viento se me cuele en la falda
y se convierta en falta (de ideas)
tengo miedo de fingir
que finjo el dolor
que tanto me duele
tengo miedo de que la nieve me cubra
y yo me deje absorber
y nadie me absuelva
tengo miedo de que no nos amemos
porque no hacemos el amor
tengo miedo del silencio de las peras
y del frío
tengo miedo de mi sombra
de las farolas y de los guantes de la gente
y de los contenedores vacíos
y los pasos de cebra sin pintar
tengo miedo de tu tibieza
cruel
tengo miedo de haberme vuelto idiota
y sin cobrar
tengo miedo de malgastar relojes
con camas vacías y huesos viejos
tengo miedo de atragantarme
y mientras
igual huyo
y me compro un sombrero
de esos de ala ancha
para que nadie me vea
equivocarme
...

y a veces miro
(literalmente)
en el cajón del tiempo
y veo que se le da el poker mejor que a mí
y es tan hijo de puta
que me ha engañado
incluso al hacerme creer
que la partida ya era mía.

Comentarios

la chica de las biscotelas ha dicho que…
jo-der, cómo andan los yo poéticos últimamente...
guille ha dicho que…
Demasiados miedos no dejan vivir.

Casi mejor buscar certezas y recomenzar desde ahí.

Pero claro, siempre es mas fácil decir que hacer.

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