Hace 8 guardé tus letras (las que sé mías y las que sólo sospecho) como un tesoro e intentaba llamar a puertas que no me abrías (atormentándome al imaginar por qué no merecía pasar esos umbrales... y ahora que caigo en la cuenta, ni siquiera me paré a pensar qué haría si un día hubiera podido entrar) Cuando la justicia me dio libertad (¿o fue al contrario?) tus cuadrículas se me antojaron demasiado pequeñas hasta para mí.
Hace 1 tú seguías perdido, buscando tu puto papel: eso sí, con la entrepierna cosida (para no variar)
Consejos vendo que para mí no tengo: (simples) melodías inmaduras. Lo siento: ya no riego piedras.
Dicen que desde la roca más alta del monte Ulía se avisaba a los pescadores de avistamientos de ballenas. Resulta que los tipos de mariquitas se cuentan por puntos. Tengo un morado en el brazo porque lOs enfermerOs tienen que saber más que nadie. sobre todo más que tú. Llevo un par de semanas con el cuerpo contracturado. ni pomadas ni pastillas. creo que mi cuerpo está cabreado. no me deja mirar a la derecha. Antes cuando algo era duro o agrio o pesado, escribía. No sé muy bien cómo. Sólo me sentaba y por el bolígrafo iba saliendo lo malo y me dejaba muy limpia. con el contador a cero. Ahora ya no. Se me han caducado las palabras o algo y ya no sé ordenarlas. Ahora canto a voz en grito y se me calla la cabeza. bien. Otras, escucho a Ricardo y me siento bastante balsa. bien también. A. dijo que no seríamos amigos, desapareció. Había dicho que nunca lo haría. Pero eso ya lo he oído yo antes. Y el después lo he vivido también, igual por eso en vez de herida hay vacío. Se borró. Pero...
Ya tengo 34. El último año ha valido por 4. Ha habido tormentas (algún diluvio universal) y sábanas limpias sobre las que tumbarse a descansar. He aprendido a estar sola. a disfrutarlo con alegría. También a abrir los brazos para que vengan l@s demás (bueno, esto aún está en perfeccionamiento) Me he quitado callos, miedos, traumas y mochilas. He aceptado que no puedes obligar a la gente a quererte (ni a ser mejores personas) He aprendido a aceptar palabras bonitas. a no matarlas. También he llorado mi cuerpo. y todas las heridas. Y me he dado cuenta de que I. tiene razón: soy una tía muy sensorial. Y lejos de etiquetarlo como desventaja, he decidido explorar ese terreno: abandonando corsés racionales y dejando sitio a la intuición. dando poder a la pantera. Aún no sé lo que quiero ser de mayor. Ya lo descubriré por el camino. Me espera un año de exploradora muy interesante. .
Cuando tenía unos 14 años, haciendo un ejercicio en clase de inglés, mi compañero de equipo de 2 respondió que su película favorita era Los puentes de Madison . Yo n o había visto la película, pero conocía el nombre y sabía que era (para mi yo de entonces) una peli ‘pastelosa’ No me creí por un segundo su respuesta. Éramos los únicos que sabíamos hablar inglés en clase. Él dijo: it’s my m o m’s fav. Luego dijo algo de que ella había muerto o estaba muy enferma, creo. Lo dijo tan… calmado, tan serio, tan ausente, tan como si no estuviera pasando nada de nada … que dudé si era cierto. No pregunté. No dije ni una puta palabra. Y ahora pienso… ¿qué clase de persona era con 14 años? Me pasé medio instituto enamorada de él. Aun cuando nos separaron, le seguía la pista. Me alegraba de que las cosas le fueran bien. Era moreno y tenía el pelo rizado y unos ojos color chocolate intenso . No recuerdo casi su cara. Pero recuerdo sus neuronas haciendo chispa con las mías. ...
Comentarios
Lo siento ya no riego piedras.
La verdad que es algo que hacía hace tiempo, pero no me había dado cuenta.
Se me ocurren un par o tres de cosas que tambien mejoran -con su practica- la salud.
...una, sonreir (mal pensada)
(¿o no?).
desorden: en la escuela deberían enseñarnos algo tan básico: las piedras no crecen!!..jajaja