¿De qué sirve?
Sé francés...
aunque no paseo sin rumbo con rodillas
flojas por sus calles, no huelo el olor a cielo de una de sus
pastelerías cuando compro una tartellette aux fraises, ni sus
maravillosos espejos de calle para coches, ni se me mojan las bragas
al ver esos fantásticos 'volets', ni hablo con desconocidos: merci.
Miro al ayer,
un instante,
con la rabia de lo inalcanzable.
Me araño.
La supervivencia comprometida.
No me besan. No toco paredes. Tampoco
a otros.
Sólo yo.
Sólo el espejo.
Ya sólo me importan los colores, el
horizonte, las lágrimas con razón, pisar con pie desnudo, los
ruidos del silencio, el calor del sol en mis pestañas, los reflejos
que se forman en las gotitas marinas que las habitan de cuando en
cuando, las lágrimas porque sí, el aire frío pinchándome, el vaho
de mi boca, las caricias bajo el pantalón, las cartas con sello
postal, los saludos a medio gas, los orgasmos, los poemas, las calles
vacías...
Y sobre todo sonreír.
Con la boca y las entrañas. Con el
culo y los codos.
Joder si se me da bien sonreír...!
Si mañana a una de esas personas que
lo tienen todo y no lo disfrutan. O que podrían tenerlo y no lo
quieren... le cayera un piano en la cabeza ... no sentiría
vértigo.
Deseo en voz baja que dejen de
tenerlo... para poder tenerlo yo.
Echo en falta el amor. El amor de
verdad.
La gente se intercambia el cariño
como cromos.
Con papeles y celdas.
Con condiciones e intereses.
Quels conards!
Comentarios
QuerrAst deuder, Pomp-i_s!!