¡Pídelo!
Llueve. El agua pega con rabia a las hojas impares del árbol que asoma por mi ventana. Se cuela por debajo de la puerta y empieza a inundarlo todo. Se mueve en círculos para que pueda sentir su silueta, su olor. Quiere arrancarme una sonrisa a costa de todo. Ese baile de los dedos de sus pies me está encandilando. Por fin me rindo, sonrisa y beso para ti. Que en realidad es lo que llevabas tanto tiempo buscando aunque no te hubieras dado cuenta. Aunque ni siquiera hayas llegado a entrar y simplemente pedirlo.
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pero quién me enseñará a levantarme?".
Su voz sonaba a niebla embotellada,
a mano extendida brotando como una flor
desde el fondo del mar.
Pero qué iba a contestar yo,
huérfano de tempestades
que me enseñasen a desandar el camino hacia ti?
en el silencio de silbar el agua
una espiga nada , nada y vuelve
dice de pulirse mojada
de ajetrear la calma
aparecen cuerdas que queman
levitares antiguos en los hombros.
saludos
*