pájaros en la cabeza



 Algunos días cuesta levantarse de la cama. Suena el despertador, abres un ojo y gruñes. Te hundes más abajo y te tapas con todas las capas posibles. Como en una cápsula del tiempo (aunque no siempre tengas claro si quieres pararlo, que corra deprisa o dar marcha atrás)
El equilibrio implica movimiento.
En una u otra dirección, pero por muy quieta que tú te quedes la vida sigue.
Como alguien me dijo ayer: no puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide en tu pelo.
(Creo que podríamos sustituir tristeza por miedo o enfado o paranoia)
Me lo he cortado. el pelo, digo. he salido de mi zona de confort.
Siempre me acuerdo del elefantito que intentaba zafarse una y otra vez de los grilletes que lo mantenían atado. y no lo conseguía nunca. así que se quedó muy quieto. pero la vida siguió adelante y también su desarrollo. y no sé si resulta más cruel que ridículo ver a un bicho de 4000kilos atado a una cadenita de chichinabo porque piensa que no puede con ella.
Aunque no lo intenta. Porque lo intentó ayer y no pudo. Pero ayer pasó ya. Y lo de ayer ya no vale hoy.
Por eso yo abandono viejos hábitos (de los que se llevan puestos y de los que no) y me lanzo a una nueva aventura.





Comentarios

dEsoRdeN ha dicho que…
Hábitos y rutinas, bien lejos!

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