m.v.II



...junto al sendero aún quedaban zarzales con moras azules...
Cogieron algunas y las comieron...
Hasta ese momento iban hablando de pequeñas sensaciones cotidianas
muy pegadas a la vida...
del placer de desperezarse en la cama los domingos,
del zumo de naranja que a ella le gustaba tomar lo primero al levantarse,
de cómo serían de profundas las rebanadas de pan de centeno con aceite virgen
que un día desayunarían junt@s en una casa

de la Toscana
donde habría viñedos y cipreses...

Comentarios

dEsoRdeN ha dicho que…
El placer de desperezarse en la cama... sea el día que sea
Nalda ha dicho que…
Y el placer de contemplar un atardecer en la Toscana. Eso no tiene precio.

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