Besos y bailes


 El otro día me preguntaron qué es lo que más echaba de menos.

Yo dije bailar (porque es lo que más echo de menos del mundo)

Luego especificaron: de estar con alguien.

No tardé ni 3 segundos y mi boca ya estaba confesando: los besos.

Todos los besos. Todos. Los. Putos. Besos.

Desde esos primeros besos torpes, a trompicones, a tientas de cuando no te conoces... a los encuentros de lenguas, pasando por los ardientes, los ansiosos, los de despedida o los suaves acurrucados después de la explosión del cuerpo. Incluso esos pequeñitos, templados, tiernos que ocurren como si nada, de puntillas, en la convivencia cuando la cosa se afianza: esos que se posan en la mejilla o en la cabeza, o en el hombro…

Lo bueno de los besos es que no tienen un espacio geográfico definido.

Los puedes desparramar por donde quieras.

Joder, besar y bailar me parecen dos buenos deseos para esta nueva década vital.




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