La memoria del árbol



Hoy, por fin, me he atrevido a acabar el libro.
Estoy llorando a mar vivo.
Es un llanto doloroso y liberador. Me libera de todo lo que no lloré cuando no sabía que mi abuelo se moría. No me lo dijeron. Y no pude despedirme de él. Se me quedó enquistado en el corazón.
(Igual debí darme cuenta, pero siento que soy muy torpe para enterarme de las cosas que no me dicen. A veces, hasta de las que me dicen, como en la serie esta del barbas que casi estoy acabando de ver. Siento que hablan desde el otro lado de un túnel, como lejos, bajito… y no me acabo de enterar bien. Como si no alcanzara del todo las palabras.)
Me he sentido engañada.
Hoy es diferente. Por primera vez desde los doce años creo que mi madre tenía razón. Me habría destrozado el alma. Habría sido un desfile de días infernales hasta que dejara de respirar.
Porque yo no sé soltar amores.
Es sin lugar a dudas lo más duro que me ha pasado en la vida.

Maldito libro con sus oes y sus preguntas y sus árboles.
Bendito libro con sus oes y sus preguntas y sus árboles.

Si un día tengo una hija, le voy a dejar que me pregunte todo lo que quiera.
Para que nunca se cuele por un agujero.
Y no dejaré de leerle historias, por muy mayor que se haga.

De repente quiero compartir este libro con todo el mundo.
Quiero entregarme a la vida con sus seises dobles llenos de puntitos. Puntitos de felicidad.

Y que la sombra de un árbol me pueda salvar siempre.







Comentarios

hiro ha dicho que…
Ese libro produjo ese mismo efecto en mí. Me devolvió -y revolvió- tantos recuerdos de mi abuelo..! Un libro precioso a la vez que doloroso.

Un abrazo

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