Ana elena pena


 Dame una cita con derecho a roce,
a goce y lo que surja.
Dame una tarde que invite a la noche y más allá,
para bucear en nuestros espacios abisales,
compartir nuestros monstruos
y maravillarnos al contemplarlos de cerca.
Dame solo un día,
una hora,
un lugar,
un planeta...
para una cita a la fuga.
Y ya no necesitaremos ni el reloj ni los astros,
-ni siquiera los pies en la tierra-
para saber
en qué punto estamos.


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