Yo que...


Yo que decía nunca
Dije sí.
Yo, que me alejo de los amores de fogueo
me resbalo con este simulacro tuyo.
Yo, complemento.
Yo, pura duda.
Si te vas... ¿soy importante?
Si no estás... ¿estaré yo?
Desfile de verbos burlones. Sacando lengua.
Yo, que soy sencilla. O conformista. O pusilánime. O gilipollas.
Que no necesito cartera llena.
Ni despachos inmensos. Ni aplausos. Ni mayúsculas.
Yo, que sólo pido respirar y no ahogarme.
Y reírme contigo bajo las sábanas cada mañana.
Robarte la manta para volvernos esquimales
y amanecer siameses.
Clavar chinchetas en los puntos del planeta que queremos comernos juntos.
Y llenar luego la pared con sus huellas, con sus palabras, con digestiones, olores y guiños y resfríos y sombras y manos y movimiento.
Improvisar la vida a saltos. Cogidos de la mano.
Preparar bollos mágicos llenos de trampas.
Bailar en mitad del salón. Pasarnos la pantalla con un morreo.
O dos.
O desnudarnos para chuparnos en mitad de aquí mismo.
Guardar los adverbios con cierre hermético.
Leernos versos que nos dejen la garganta rasposa y las pestañas tiritando.
Encender el sol cuando nos asalte el frío.
Yo, que ahora sé que existes.
(Ya) no puedo fingir que no.


Comentarios

Darío ha dicho que…
Eso que no se finge... Un abrazo.
dEsoRdeN ha dicho que…
ese Yo también soy yo, aunque sigo sin saber que existe eso que dices...

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