Flagelación judeocristiana


 Luis es un hombre fuerte.
 De esos que no se encojen por irse a cientos de kms de los suyos.
 Porque sabe que lo más importante es vivir.
 Hacer lo que le pida el cuerpo.
 Y no es que sea un inconsciente que no tiene en cuenta que el tiempo corre distinto para cada cual;
 es que está dispuesto a pagar el precio de las consecuencias.
 Ana en cambio es una de esas mujeres que se creen más de lo que son en realidad.
 Por eso no tiene proyectos propios, futuro, boca.
 Porque es tan pequeña que ni a ella le parecen importantes sus propios fantasmas, sus agujeros, sus deseos.
Ana no se mira en los espejos porque le incomoda ver a esa desconocida por la que no siente demasiado aprecio.
 Ana es la novia de Luis.
 Y Luis es Luis y ahora tiene una novia que se llama Ana.
 Y así es la vida.
 Y Ana piensa que si fuera un poquito más grande rompería la casilla en la que la (mala) suerte, l@s demás (o ella misma) la colocaron y podría mudarse a un cuaderno en blanco.
 Donde desparramarse y ocupar el espacio que necesite en su propia vida.




Comentarios

dEsoRdeN ha dicho que…
Ana da un poco como pereza...
Darío ha dicho que…
El deseo nos mueve...

Entradas populares de este blog

La cuestión no es querer o no querer, la cuestión es cómo hacerlo

Definiciones en diccionarios triangulares

Ulía