Krakatoa



"Estoy aprendiendo a identificar las nubes observándolas como otros observan aves. El sistema internacional de clasificación de nubes las define según género, especie y variedad, usando su denominación en latín. Los penachos elevados se llaman cirros, que cuando tienen forma de raspa de pescado son cirrus vertebratus. Los estratos, esos velos grises y uniformes que a menudo se dan en este período del año, se conocen como opacus o translucidus, dependiendo de si los traspasa o no el sol. Una tarde, descubro una extraña nube lenticular, a la que el viento le da forma de puro.
Comienzo a interesarme por un fenómeno meteorológico que han descubierto hace poco: la nube noctilucente, que vaga por la mesosfera, brilla de noche y es la más alta y uno de los tipos menos comunes que existen. A diferencia de la mayoría de las nubes está compuesta por cristales de hielo, en lugar de gotas de agua. Normalmente es invisible, pero tras el ocaso en los meses de verano, al final del crepúsculo, la inclinación de la tierra permite que capture la última luz del sol.
Conocida también como ‘nube espacial’, fue observada por primera vez en 1885, dos años después de la erupción del Krakatoa. Es posible que los cristales de hielo se formaran en torno a las motas de polvo de volcanes, meteoritos o los escapes de los transbordadores espaciales. Me gusta la idea de que pueda salir algo bello de la contaminación.
A pesar de lo ridículo que pueda resultar clasificar las nubes en constante cambio, intentar describir un cielo así me suscita nuevas reflexiones sobre la belleza del clima tan voluble de las Orcadas, sobre la lluvia entendida como la desintegración de una nube."
(Amy Liptrot)





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