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Mostrando entradas de septiembre, 2014

Pretéritos perfectos simples en cocinas o en webs porno

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Tu polla es perfecta. O casi.  Es larga sin atravesar.  Gorda para vaginas que bostezan.  No la mía. Otras muchas.  Las que tú quieras.  Carne carne y rosa. Suavidad reclamando lengua.  O es mi lengua la que reclama lamerte, succionarte entero?  Veo tu polla y desaparecen los tiempos verbales. Ese odioso soniquete de relojes cutres.  Esa sirena de fin de recreo.  Veo tu polla y se me hace la boca agua.  Y soy toda uñas y amedrento.  Y la apoyo en mis labios y quiero que no acabe nunca. Ese primer contacto de mi lengua me provoca una mezcla de placer y calma.  como cuando somos niños. y nada malo puede pasar.  porque nos salvarían.  Tu polla me salva.   "Te chupo la polla y quiero chuparte la vida, las palabras, los pensamientos, las verdades, los planes. No sé si soy perversa o estoy enamorada..."  

Miedo en diferido

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 Nunca he entendido a la gente que (se) escupe las verdades a la cara.  Como si las verdades fueran algo malo.  algo sucio.  que se escupe.  Esa gente que comparte en público sus frustraciones por no tener unos pechos más grandes  o un novio con pelo  (delante del novio)  Igual es un intento de animarte a ti a que escupas también y no se sientan tan desdichadas  o tan solas o tan 'exigentes'  (a quién se exige una 95C?)  O puede que anden perdidas y crean que merecen más.  (Merecen? Quién inventó ese verbo? Es democrático? Tod@s merecemos algo?  Más. más. Más es mejor? Más es bueno siquiera?)  La gente debería hacerse pregunta más a menudo.  Las quejas sólo ocupan espacio en la boca.  Las preguntas, con suerte, te hacen dudar.  Y de la duda siempre sale algo....  hasta puede que bueno.

Plantando cactus en el sofá

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 La careta siempre puesta.  Cartón invisible que pesa como un cocido.  Como una úlcera.  No.  Como una 36.  Fusiones de muecas.  Putrefacción paladar.  Mordida en descomposición.

Ganas de frío

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 De cielos.  De gotas.  De rugidos.  De grises.  De paraguas.  De necesidades.  De chaquetas nuevas.  De cortes de pelo.  De hojas.  De crujidos.  De marrones.  De cafés humeantes.  De tu boca  calentando la mía.  calentándome entera con tu suavidad

Empoderamiento (y años impares)

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 Blanca ha follado con varios tíos.  Folló mucho con uno, que era un capullo.  Folló muy bien con otro, que era el mismo capullo.  Y un día conoció a Sebastián.  Sebastián era como una tortuga: lento y con caparazón.  Y Blanca se hacía líquida con un simple roce suyo en el brazo.  Blanca nunca se había sentido tan cómoda en la cama con nadie.  (Nunca se había sentido cómoda en ninguna cama, pero no se había dado cuenta hasta que la verdad le estalló en los ojos)  Era un puto alivio estar desnuda con ese hombre. Y se dejó querer y correr con ganas.  Sebastián no parecía interesado en convencionalismos, en éxitos absurdos, en galerías.  Parecía que su meta era sólo el contacto, la intimidad.  Sebastián era torpe y maravilloso. Era un amante magnífico que volvió a Blanca y su concepto entero de la sexualidad patas arriba.  Nunca se había sentido tan humana como bajo aquellos fuertes de sábana ajena.  Se enamoró y se largó.  Porque Sebastián era un necio templando miedos y